Mira arriba, el silencio flota verde
y tú te irás.
Un silencio un fantasma musgo alrededor
y tú te irás.
Como si un pañuelo unas medias dos tangas que quedaran
y los armarios muertos bajo las sábanas pulidas
y las paredes con todos sus días dentro.
Pero la mañana es fuerte y allá, el sol.
Un mañana cálido en un ventanal,
quizá, cuando todo vuele.
Mira arriba, el silencio ya cae con las babas,
con los labios espesos,
sobre las barriadas de cortinas caídas,
y sólo queda
tu mirada como un espacio sin profundidad.
Tu ojo vendaval que sopla o se detiene,
que no siente las mareas calientes que lo puedan fundir:
nadie es cualquiera
y alguien es la muerte
y tú te irás.
Mira abajo, mira tu rastro de perdigones fatídicos
cuando te vayas.
Un abismo sin color
Una manta sin geometría que la sostenga
Un agujero donde nada puede caber
si no está vivo.
Y por eso,
si nadie es todo
y alguien cae,
tú ya te habrás ido,
en silencio, espero, en soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario